por Iván Solís

Todavía recuerdo, por ahí de abril o mayo, las campañas publicitarias de grandes empresas transnacionales con su lema de “Pronto volveremos a abrazarnos”. Hasta el gobierno manejaba este tono de campaña para sus mensajes con el objetivo de darnos un poco de esperanza y, en aquel momento, tratar de hacer ver la pandemia como algo pasajero. Sin duda la esperanza es necesaria y hoy toma forma de vacunas, pero es momento de afrontar la realidad. Y no la nueva realidad que nos vendieron por ahí de agosto del año pasado, si no esta nueva realidad donde no tenemos realmente una idea de qué pasara, cómo pasará y cuándo pasará. El mundo cambió, punto.

Comenzamos un 2021 con cierto optimismo, comparado con el año pasado. Industrias que estuvieron detenidas ahora comienzan a moverse lentamente. Inversionistas que se mostraban conservadores ahora comienzan a tomar pequeños riesgos. Oportunidades laborales que se perdieron ahora empiezan a asomarse a cuenta gotas en redes sociales y plataformas de trabajo. Al mismo tiempo estamos, tal vez, en el peor momento de la pandemia para nuestro país. Los contagios a la alza y el peligro latente. Este claroscuro, envuelto en ironía, es nuestro presente y futuro a mediano plazo. Ahora sigue prepararnos para seguir avanzando.

“Hoy vivimos no una época de cambios, si no un cambio de época.”

La planeación es clave para las aspiraciones de este año, y lamentablemente, somos pésimos en ese rubro. ¿Quién le da importancia a este tema? Las grandes empresas, por algo son grandes. La gran mayoría de las pymes no hacen una correcta planeación estratégica (89.7%). Las que dedican tiempo a esto, generalmente definen un montón de objetivos generales sin estrategias, acciones, tiempos ni responsables. Termina por ser una gran lista de deseos. Irónicamente, este paso tan relevante para cualquier proyecto o empresa, es totalmente gratuito. La excusa más usada siempre es la falta de tiempo. ¡Sorpresa! durante el año no tendremos tiempo justamente por la falta de un plan. Gran diferencia entrar a un año concentrados en implementar lo planeado, en lugar de ir creando sobre la marcha. Y el círculo vicioso continuará y continuará hasta que nos atrevamos a romper el molde. Tú que lees esto: ¿Ya tienes tu plan para este año? Si la respuesta es no, aún estás a tiempo, pero seguramente vas a estar muy ocupado.

“La paradoja del tiempo estipula que el tiempo es infinito, y aún así se nos “acaba” por alguna razón.”

Las tendencias mundiales que comenzaron a tomar forma el año pasado van a continuar fortaleciéndose; la comunicación virtual, el marketing digital, el comercio electrónico, la experiencia del cliente como centro de una estrategia comercial, el bienestar del personal como objetivo del capital humano, el desarrollo y aprendizaje virtual, las redes sociales como centros de información , la mezcla entre trabajo a distancia y físico, entre muchas otras. El camino está dictado, o somos parte de la ola o nos vamos a quedar en el camino. Hay suficiente información gratuita o a bajo costo en internet y en libros para entender lo que viene y de qué manera podemos comenzar. Ni siquiera tiene que ser la gran innovación, simplemente puede ser un tema en el cual estamos rezagados. ¿Qué proyecto diferente (locura) vas a realizar este año? La misma fórmula del año pasado ya no funcionará esta vez, y eso sí es que funcionó. Adaptarse o morir.

Nunca olvidaré el par de meses que en nuestra empresa, la facturación simplemente no hizo acto de presencia. Una buena cachetada de realidad para mostrarnos que aunque los resultados en el pasado eran buenos, no estábamos listos para una sacudida. Sabíamos que una buena parte de los resultados en ese momento no estaban en nuestras manos, pero lo que sí estaba en nuestras manos era cómo nos íbamos a preparar para cuando pasara el “temblor”. No se trataba de esperar a que la puerta se abriera, si no de estar pegados a esa puerta para salir corriendo cuando esto sucediera. Hoy seguimos en camino de recuperar la facturación, pero tenemos una metodología de trabajo mejorada, un equipo de trabajo reforzado, una estrategia de cómo haremos para recuperar el tiempo perdido, objetivos agresivos aún en la situación actual y una mentalidad ante las adversidades que nos permitirá enfrentar lo que sea que esté por venir. Los aprendizajes no serán olvidados.

El desarrollo organizacional tiene que partir del crecimiento personal de sus líderes y participantes. Si la planeación estratégica de tu empresa o área no está en tus manos, nadie te puede quitar el control de tu propio camino. ¿Dónde queremos estar al final del 2021? ¿Qué queremos aprender? ¿Qué cosas queremos ser capaces de hacer? ¿Cómo nos queremos ver? Son ejemplos de preguntas que este plan debe contestar. No solamente hablando del plano empresarial, si no también personal. Ya no podemos seguir pensando que una cosa va separada de la otra. Hoy tienes la posibilidad de utilizar la carga emocional del inicio del año para determinar tu futuro, pero para eso hay que arrastrar el lápiz, gastar los ojos, abrir los oídos y desempolvar la mente. El objetivo no puede ser solo sobrevivir, si no salir fortalecidos. Es frase cliché, pero es una gran realidad: crisis también es oportunidad. ¿Haremos algo diferente? ¿O nos vemos al final del año otra vez con la esperanza del “ahora sí” ?

Tic, tac, tic, tac…