por Arturo Solís

Como ejecutivo de empresa bien estructurada, se ha vuelto muy común que, al ser supervisados por un jefe superior, sus instrucciones son distintas a las que dio su jefe inmediato, quien acudió antes a la empresa buscando participar en las operaciones del negocio. Al igual suele suceder en una empresa familiar, cuando el gerente o responsable del negocio recibe instrucciones tanto de los hijos o del padre propietarios del negocio siendo estas también diferentes.

Por lo anterior, con este tipo de acciones que se presentan muy regularmente en las organizaciones llámese estructuradas o familiares, lo único que se logra es desconcentrar al ejecutivo o Gerente responsable de la empresa, confundiéndolo mentalmente su accionar, no logrando definir con certeza, dudando a quien de los dos elementos superiores hacerle caso.  

Para el ejecutivo o Gerentes responsables de la empresa,  las dos personas son de respeto y su dependencia laboral siente ponerla en riesgo al inclinarse por alguno, esto independientemente de perder autoridad ante los demás, pues existe una dependencia de la participación de los propietarios para sentir que lo que esta decidiendo realizar es lo correcto.

Es de todos conocido, que existen principios básicos en los cuales se establece como regla el como se debe tratar o atender la administración de un negocio.

Uno de ellos es el principio de unidad de mando, el cual se refiere a que cada empleado debe recibir instrucciones, sobre una operación particular, solamente de una persona. Esto significa que los empleados deberán recibir órdenes sólo de un superior. Y el otro principio que tambien  aplica es el de unidad de dirección, el cual se refiere a que las operaciones que tienen un mismo objetivo deben ser dirigidas por un solo gerente y que se tenga un solo plan. 

Desde mi particular punto de vista lo recomendable es; Una vez que se decide y se nombra al ejecutivo para ser el líder del negocio, es importante otorgarle facultades de responsabilidad y todo lo que esto implique. Dedicándose únicamente a exigirle resultados positivos de su gestión y acudir a supervisar o ver de cerca el negocio, pero únicamente dialogar lo esencial y en ningún momento intervenir en decisiones que a este responsable le competen, mucho menos atender situaciones especiales del personal a su cargo y darles solución. Pues con este tipo de intervenciones, se crea un precedente y perjudican el liderazgo del ejecutivo. Acostumbrando al personal a la intervención o participación de los patrones en cualquier tipo de situación que se presenta. Restando autoridad al realmente responsable del negocio.