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por Alicia Cantú

La nueva  enfermedad mental en los colaboradores considerada como riesgo psicosocial.

Síntomas y medidas de atención en las empresas

Dentro de los riesgos psicosociales que detecta  la aplicación de la  NOM035STPS se encuentra una nueva enfermedad llamada Síndrome de Burnout o “quemarse por el trabajo”. Este síndrome surgió en Estados Unidos a mediados de los años 70 para dar una explicación al proceso de deterioro en los cuidados y atención profesional a los usuarios de las organizaciones.

Este síndrome sobresale por el estrés derivado del trabajo laboral. El concepto normalmente es conocido como síndrome de fatiga. Encargados de Recursos Humanos o Gerentes buscan detectar y atacar a los trabajadores que presenten esta enfermedad, es por eso que en este articulo encontrarán información acerca de los síntomas y recomendaciones para prevenirlo y atacarlo.

 

¿Qué es el síndrome de burnout?

El síndrome de burnout, también conocido como síndrome de desgaste ocupacional o profesional, es un padecimiento que se produce como respuesta a presiones prolongadas que una persona sufre ante factores estresantes emocionales e interpersonales relacionados con el trabajo. Este padecimiento se está presentando mucho por la situación que generó el cierre de empresas por la pandemia COVID19, la reactivación a muchos colaboradores les está afectando cuando el líder exige objetivos inalcanzables o bien tener que realizar tareas excesivas fuera de horario.

“Actualmente el burnout es una enfermedad descrita en el índice internacional de la Organización Mundial de la Salud.”

 

Síntomas del Síndrome Burnout 

A nivel psicosocial, genera deterioro en las relaciones interpersonales, depresión, ansiedad, irritabilidad y dificultad de concentración. Es común el distanciamiento de otras personas y los problemas conductuales pueden progresar hacia conductas de alto riesgo (juegos de azar, comportamientos que exponen la propia salud y conductas orientadas al suicidio, entre otros). El cansancio del que se habla sucede a nivel emocional, a nivel de relación con otras personas y a nivel del propio sentimiento de autorrealización.

Dentro de los daños físicos que pueden padecerse debido al síndrome, se incluyen: insomnio, deterioro cardiovascular, úlceras, pérdida de peso, dolores musculares, migrañas, problemas de sueño, desórdenes gastrointestinales, alergias, asma, fatiga crónica, incluso daños a nivel cerebral.

En el entorno laboral es de esperarse una disminución en la calidad o productividad del trabajo, actitud negativa hacia las personas a las que se les da servicio, deterioro de las relaciones con compañeros, aumento del ausentismo, disminución del sentido de realización, baja autoestima para soportar la presión y conflictos de todo tipo, entre otros factores.

 

Recomendaciones para que las empresas puedan atacar el Síndrome Burnout

  • Revisión constante de los objetivos laborales, con el fin de determinar que estos sean realistas y alcanzables por el personal. Esto, a su vez, debe ir de la mano de la revisión de los métodos para la evaluación del desempeño, las descripciones de trabajo y las cargas de trabajo, de preferencia haciendo partícipe al trabajador.
  • Fortalecimiento de la creatividad y la autonomía en el trabajo, lo cual va de la mano con la revisión de la estructura organizacional, los procedimientos, los niveles de enriquecimiento de puesto y la revisión de los puestos mismos.
  • Análisis de los niveles de estrés y carga mental de las tareas, así como de distribución de responsabilidad entre puestos de trabajo. Especial atención debe darse a la cantidad de horas extras laboradas por los colaboradores.
  • Fortalecimiento del espíritu de equipo, de cooperación y de valores que lleven a un mejor ambiente de trabajo.
  • Fortalecimiento de vínculos sociales entre los colaboradores.
  • Evaluación constante del clima y cultura laboral, incluyendo aspectos asociados con el burnout.

Si podemos observar estas recomendaciones las debemos mantener como medidas  de prevención de  riesgos psicosociales en los centros de trabajo.

“Los riesgos psicosociales afectan al individuo, por consiguiente, a la empresa”