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por Arturo Solís

Muchas empresas actualmente no voltean a ver a los candidatos cuando observan su edad de 50 años o mas. Sin antes revisar su trayectoria, desempeño, logros y resultados en su vida laboral. Solo les interesa saber su edad como si esta información por si sola nos pudiera ayudar a predecir el desenlace de una relación laboral. Cierto, algunos candidatos a ocupar el puesto desgraciadamente no cuentan con una buena salud, pero no podemos generalizar. Existen actualmente personas que mantiene un peso y figura gracias a sus cuidados, alimentación y atención a los detalles. Además, existen formas o procedimientos médicos que lo pueden avalar. Pero de nada sirven las pruebas contundentes ante una mentalidad atrapada en un paradigma.

Esta situación no es de reglamentación legal, es discriminación, pero nunca llegaran a reconocerlo públicamente con tal de evitar esa responsabilidad. Es uno de esos males conocidos, pero que por incomodidad se prefieren evitar. Debemos erradicar la creencia de que en su ultimo trabajo lo retiraron por que ya no daba para más, recordemos que para todo hay ciclos y tal vez en esa empresa anterior se cumplieron y no por eso negarse a darle una oportunidad. O simplemente el entorno y contexto no se prestó para alcanzar éxito, como en el caso de cualquier otro ejecutivo de cualquier edad.

 Analicemos el otro lado también. He sido testigo, no uno, sino de varios incumplimientos acordados de personal con edades jóvenes. Cuantas veces he escuchado “Yo le marco por teléfono cuando esté”, “Yo te aviso cuando llegue el correo”, “No se preocupe, lo voy a tener muy presente” y nada, nunca llega ese seguimiento. Sin embargo, he tenido no una, sino varias acciones, por parte de personal adulto que me han hecho reflexionar que existe un mayor compromiso laboral por parte de ellos. Se ocupan por hacer las cosas mejor, cuidan su trabajo, son responsables y disciplinado. Además, cuentan con una experiencia que al final te ayuda a tomar mejores decisiones. Hay una motivación extra, el comprobar que siguen siendo útiles.

 Esto no significa que los jóvenes o edades intermedias sean los “malos”, si no que todos por igual comparten posibilidades de ser apuestas positivas, cada uno con sus propias necesidades y características. De la misma forma todos son candidatos a ser un fracaso, pero el tomar en cuenta también a los adultos incrementa nuestro mercado, por ende, nuestras posibilidades de éxito. Es necesario que se ponga atención y no se decida antes de conocer a la persona, saber su potencial y energía que puede aportar en el buen resultado de las empresas, sin importar la edad. Existen casi 13 millones de adultos con edad de 60 y más. De los cuales el 54% son mujeres y el 46% hombres. Empecemos a analizar, antes de tomar posturas sin argumentos. Seguro se pueden sorprender.