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por Alicia Cantú

Es muy difícil encontrar a una mujer a la cual no le haya tocado vivir acoso sexual durante su trayectoria laboral. Hoy se puede hablar del tema con mayor confianza, aunque sigue costando. Muchas veces al analizar o debatir sobre estas situaciones se omite el tema emocional: te inundan todo tipo de sentimientos que no conocías o que en ese contexto son difíciles de manejar, te sientes frustrada, ofendida, molesta, asustada y desilusionada. Es común preguntarse: ¿Por qué hacen pasar a estas mujeres por cosas así?, ¿Cómo esto va a afectar su trabajo?, ¿Por qué las culpan descaradamente?. En la mayoría de los casos estos hombres tenían una imagen “intachable” ante la sociedad y ante sus empleadas. Otro problema a enfrentar es la opinión, incluso de la gente más cercana. Se comenta lo ocurrido con compañeros y amigos, y la respuesta es similar: “seguro te lo estás imaginando”. Lo que no entienden es que ni los comentarios obscenos, ni las miradas, ni la invasión física son parte de la imaginación. Lamentablemente muchos prefieren no meterse en este tipo de siuaciones por temor a salir “manchados”. En algunas ocasiones este tipo de eventos no se pueden reportar, siempre hay temor a perder el trabajo o enfrentar represalias de estas personas “poderosas”. El mejor consejo sería poner un alto a tiempo, porque los acosos siguen avanzando por etapas y pueden terminar en algo peor. Es importante ser valientes y hablar, aunque no sea fácil.

“El acoso sexual en las empresas debe de dejar de ser un tabú ante la sociedad.”

El acoso, de naturaleza sexual en el trabajo, es una conducta no deseada, haciendo sentir a quien la padece, ofendido, humillado e incluso intimidado. Este tipo de acoso puede provenir de propietarios, directivos, clientes o proveedores; puede llevarse a cabo incluso por personas del mismo sexo, pero destaca por efectuarse de hombres hacia mujeres. El acoso se puede presentar de distintas maneras, y una de ellas, que es la más frecuente, es la amenaza por los jefes, aprovechando su postura y autoridad hacia la empleada para que soporte su conducta a cambio de que la víctima conserve su puesto de trabajo, incluso, como prueba para realizar alguna promoción de cargo, algún beneficio laboral, aumento de sueldo, etc.

¿Cómo puede ser ejercido el acoso sexual por el jefe o persona de mayor jerarquía en la empresa?  

  • Te hablan constantemente para que vayas a su oficina, simplemente para ver como vienes vestida, te das cuenta porque no te quieren para nada importante solo para observarte, esto se presenta en el comienzo de un acoso.
  • El acosador lo hace para ver la reacción de la mujer, pero si no comentas nada porque es el “jefe” seguirá con esto. Con el tiempo se va agrandando la situación porque ya no te hablan solo para verte si no para hacer comentarios obscenos referente al sexo o verbalizan sus fantasías sexuales. Cuando les dices “¡deja de molestarme!”, su respuesta es “¡no¡, porque tú me estas provocando”.
  • Ya advertiste que no moleste, pero al ver que no haces nada al respecto, como denunciarlo, sigue hostigando al grado de llegar a tocarte de manera inadecuada, el acosador siempre tiene la idea que la mujer lo provoca por el simple hecho de tener una buena presentación.

“El 79.1% de los casos de violencia laboral contra la mujer sucede en los centros de trabajo, y ésta suele ser emocional (48.45%) o sexual (47.9%), según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).”

Existen todavía muchos casos de acoso en las empresas. El miedo a perder su trabajo sigue siendo la principal razón que detiene a miles de mujeres para denunciar. Hoy en día no tenemos por qué callarnos, con la nueva ley, las empresas están obligadas a combatir el acoso, se está implementando un protocolo para que los empleados puedan denunciar al acosador, pudiendo ser acreedoras a multas si no aplican lo que dice la ley Federal del Trabajo. El tema ya se debate en mesas de familias y diversas reuniones laborales. Esta es la nueva realidad, pero apenas es el comienzo.